Siempre recuerdo mis sueños

Sueño del 22 de enero de 2004:

«Al despertarme se me viene la tristeza encima, o ya la traía del sueño. Estaba soñando cosas prosaicas cuando me sobrevino la vuelta a la vida. Que me robaban el coche, menuda angustia ridícula. Que lo buscaba por una carretera en pendiente, cuesta arriba, cuesta abajo, sin dejar de mirar también los caminos adyacentes por si, en una falta total de memoria, no recordase haber tomado uno de ellos.

Todo estaba muy concurrido. Había personas cercanas y personas lejanas, al borde de una especie de playa que no era tal. Una especie de delta de última hora, quizás. Todos caminaban vestidos, más que caminar vagaban como fantasmas desganados, mirando hacia el suelo o buscando un horizonte para despreciarlo, no para ilusionarse. El único sentimiento en kilómetros a la redonda era el mío, mi angustia por haber perdido el coche, que necesitaba para regresar a algún sitio. Mis amigos ya lo habían hecho, unos ya habían partido y otros alcanzado el destino. Yo me había perdido ese retorno por haber dudado si marcharme o si posponer el viaje. Y ahora estaba buscando, desesperada, la nave que necesitaba para irme, aunque la decisión venía dada puramente por la imposibilidad de ejecutarla. Así asesino yo mis dudas, muchas veces, casi todas las veces. Tengo claro lo que quiero cuando ya no se puede querer.

Después de subir y bajar la pendiente un número de veces suficientemente agotador, me encontraba a Pedro, que existe, por cierto, trabaja conmigo y lo quiero mucho. Confío en él, imposible no confiar. Es bueno y no tiene cara de otra cosa, porque inteligente es ya sinónimo de bueno. Pedro me ayudaba a buscar mi coche y a calmar mi angustia, como sucede cuando trabajo con él y su buen humor me lleva a creer que nada de lo que hacemos es tan excesivamente importante como para acelerar mi ritmo cardíaco.

Pero sigamos. En mi recorrido, siempre por esa misma carretera fea y como de las afueras de un pueblo sin gracia, encontrábamos un edificio antiguo y algo ruinoso, y lo dejábamos a un lado. El motivo: aunque alguien me sugería que debería inspeccionarlo, fijarme en él, yo desechaba la idea recordando que allí ya había vivido otro sueño y no necesitaba visitar su interior para saber lo que contenía. La construcción sugería la arquitectura hispano-musulmana, pero era muy sobria. Digamos que excedía lo conventual pero sin rozar lo palaciego. El color, color Alhambra.

¿Es muy extraño que en un sueño se recuerde otro sueño, o nadie me ha contado que esto es posible? A mí me ocurre con cierta frecuencia. Lo digo porque no es una mera referencia durante la experiencia onírica, sino que al despertar recuerdo perfectamente a qué sueño me remitía. Hoy, la aventura referida era una que soñé en una Praga que no era Praga.

Había otros personajes, pero eran insulsos y estúpidos, además de parecer tan irreales como si estuvieran pegados al sueño, cortados y pegados de otro sitio. Una rubia y un pijo. En realidad, pijos los dos. Estaban empeñados en que yo no sabía manejar el teléfono móvil con el que quería llamar a alguien que me sugiriera una salida a mi problema, que no era otro que el estancamiento. Eso era lo que sentía a lo largo del sueño, no la incapacidad de moverme por mi indecisión y por la pérdida del vehículo, sino el estancamiento que se me hacía como permanente, como eterno, como si supiera que iba a despertar sin resolverlo. Y así fue.

Pero yendo de nuevo a esos dos personajes, a los que no recuerdo pero que en realidad existen, aunque como una síntesis de la gente insulsa y estúpida que conozco, ambos pijos intentaban convencerme de que era una inútil con el aparato con el que pretendía comunicarme. Su argumento consistía en que el teclado venía en inglés, lo que significaba que mi teléfono era muy anticuado, mientras que ellos lucían con ostentación un modelo traducido a (el idioma de) la capacidad de los puros imbéciles. Yo entonces les decía, en inglés, que no necesitaba el recurso de lo fácil porque era bilingüe y alguna otra cosa más que no recuerdo. Me adornaba con dos capacidades que eliminaban toda posibilidad de que los dos personajes pudieran ayudarme. Lo que quería era deshacerme de ellos.

Y lo conseguí, pero mi angustia me persiguió durante toda la historia, Desperté de muy mal humor, entre tristeza e irritación. Era la una del mediodía, lo que me enojó más, por haberme perdido, como siempre, la mañana. Y lo que colmó el vaso de mi escasa paciencia y de mi posibilidad de transformar mi cabreo en pura energía para arrancar un día más, fue mi imagen en el espejo. Desde hace dos días duermo con un humidificador de aire en mi cuarto, que vino a sustituir a un cacharro cualquiera lleno de agua humeante. Mi esperanza era que la humedad me limpiase los sueños y disolviese mi opacidad nocturna para, en definitiva,  evitar la aparición de esas terribles ojeras que me dibujan una cara de mala persona fea.

Ya veo que no es cuestión de humedad. Debo de estar muy densa o muy oscura dentro para que cada mañana despierte con esa cara tan terrible que me quita las ganas de recomponerla.   Y es entonces, es en cada despertar, cuando me pregunto si el problema surge dentro o si esa fealdad somática me causa la inquietud, el desasosiego, la melancolía y el desarraigo. O sea, el huevo o la gallina».

Acerca de mividadelosotros

Repugnada por el periodismo masticable.
Esta entrada fue publicada en Uncategorized. Guarda el enlace permanente.

3 respuestas a Siempre recuerdo mis sueños

  1. untalmarra dijo:

    Soño de angustia pero contado fermosíssimamente. Eu teño un caderno no que apunto os soños. Agora levo tempo sen apuntalos pois despértanme os ruidos e timbres etc e así non se recordan.
    O meu equivalentes son ún que vou pasando dun cuarto a outro e logo a otro e outro, e así, e cando quero volver non atopo o camiño porque xa non é igoal, (Como la vida misma, por certo!. Decian na película Kasbah que todos os camiños son diferentes, mesmo cando volves ao punto de partida.)
    E outro soño angustiossssisimo é que estounalgún sitio que e sucede algo e teño que trballar, pero non teño cámara e eu fago que fago fotos e digo clic clic.
    Encantoume este post, sobre todo a forma de contalo.

  2. untalmarra dijo:

    oh, que mal redacto! é para contrastar contigo.

Replica a mividadelosotros Cancelar la respuesta